Estoy bebiendo visiones
presuntas
que me untan del derroche incontrolable
que me aparta de lo dado
y me apunta
todos los significados,
mientras floto a ras de lo que da nombre
a tu enigma…
Una especie de revoloteo,
oculto en el agua de lo que me mira;
la actividad parpadeante,
tendiente a dominar el entorno
y aplastar lo que sé,
hasta obtener la luz cinética
del rayo que envuelve mi sabiduría…
A través de tu lengua,
me enseñas el señuelo de tu orgullo,
siendo capaz de decir sin decir,
repentino,
potencial peligro
que intuyo,
acechando desde el aire,
con su voz de ángel,
turismo al choque…
Me recuperas del silencio
y, ante la opción que me propones,
de quedarme entre tus labios,
no hay donde perderse…
Soy un alma sin otro paraje
que tu cósmica vertiente;
adicción con un volumen en blanco
que personifica el coraje,
perfectamente…
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