Despojada del acuerdo
con la realidad,
corro hacia tus brazos,
mientras sostengo el alarido de la dicha;
exiliada por el delito
de fantasear con el peligro
que me significas…
Tu poder infinito
me ha atrapado
entre atuendos angelicales;
en la cuenta regresiva
hacia el final más esperado…
Tus ojos se tragan mi humanidad
y al entrar en su distractivo sustento,
puedo retratar
un flujo insuperable de extrañeza…
Las plumas de mi voz te cortejan
y de tu pecho
un gorjeo azul eléctrico
viene a saciarme de tu éxtasis,
encumbrándome en un vuelo formidable…
Logras sacudirme
con la suave imprudencia
de una columna de aire,
cuya danza hechicera,
indómita,
está destinada a capturarme…
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