Tan dulce, como lo eres,
taladras la visión del riesgo;
tiendes a componer,
de la nada,
el papel que me das
en la escena atrevida de tu silencio…
Traduces la cantidad exacta
de desconocimiento,
sin serlo a cada instante;
aprisionas el nervio
para recrear el carisma de tus alas
ante el desarrollo
de mis parajes de ensueño…
Me capturas y hago alarde
de que hallas lo que osa terminar
en estruendo,
te siento por todas partes,
recolectando elementos
para disuadirme
de abrir,
sin temer,
la tensión de mi cuerda;
porque te canto la impresión
que sigue erguida contra tu carne…
Tuerzo el timón a estribor
y me raes las velas
en un tira y afloja
que, desde luego,
incursiona el impulso temerario
de un corazón que se desvanece
de tanto amor…
Y sé que te doy hambre y sed de justicia,
mientras suenan las sirenas
entre las colosales mareas
que originan el abuso de poder,
sin tregua
alzándose la bandera impía…
No hay comentarios:
Publicar un comentario