Cautivas,
mi lengua y mi sien;
revestidas de tu enredadera de palabras
que tiene a bien,
una afición inevitable
por la probabilidad del extravío,
traman, contigo,
la periódica coartada
que libera tu expresión en la mía…
Tus átomos encuentran
la combinación precisa,
sabiendo la atracción
que se relame de tu boca mojada…
Me sabes atada
al balbuceo incriminador
que, como río de silencios,
revela, del sonido, la sustancia…
El color se agita,
locuaz,
me transfiere la vibración
que me avienta al abismo de tu pecho
y rompo en pánico…
La adhesión abrumadora
me otorga la fuerza
para descubrirme en revuelo…
Y me explayo,
no me comporto y me acerco,
medio sexi,
tan sexi,
tan fuera de mí…
Tantas formas de morirse
y yo te escojo a ti…
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