para traerme del otro lado,
bruñe la versión
con la que te encuentras;
ésa que se acusa sola
tras perforar las dimensiones
y quemarse por tu consideración…
No hay caso,
con tu lengua adquiero
un lustre maravilloso
y, esta transformación
que disfrutas saborear,
me vuelve
irresistible;
digna de pronunciarme en tu presencia,
como un brillante espectáculo del cosmos
que se cristaliza…
Y me temo que no ignoro
que es tu visión
la que me transforma,
en tu futuro posible,
diga lo que diga…
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