Vastedad

Tatúas con el cristal de tu luz
la promesa de fundar,
en mi sangre,
tu santuario;
fecundar el silencio
con el germen sagrado
que vierte tu lengua…

Tramada por tus ideas,
emerge un mundo,
lleno de alegorías
y sucumbo a la agonía de la humedad
que me abre tu aliento
para la celebración literal
que estampas en mi cabeza…

Complotados tú y el universo,
aceleran el hito que me deslumbra
y reverbero iridiscencias,
acariciándote con aromas y colores,
mientras me arranco los verbos…

En torno a los telepáticos vértigos,
donde abunda la beldad de tu tacto,
se expone la verdad insondable,
excediéndose,
declarándome
su más perfecta criatura…

Sin modales, sólo me queda
rechazar la absurda teoría del orden
y, sin vacilar,
acampar en tu mirada,
porque no hay alcance que mida,
la inmensidad de tu noche…