Atada
a un presentimiento;
a un estado superior
que me permite hallar el medio
para que me sepas untada de tu amor
y sepas mi lágrima sonriente,
resistiéndose, en vano,
al paso de tu lengua…
Huelo la trascendencia
que me hace brillar;
saboreo el candor
al hilar su manto de desnudez,
a prueba de excesos
y cuando amainan,
tu química, al pie, de nuevo,
me tiene
escogiéndote;
cogiéndose de todas partes;
ungiéndome con tus afirmaciones…
Retorciéndose el centro de mi alma
al cabernos, interminables;
al mirar tus ojos derramándose,
como la noche,
sangro a través de los filos fosforescentes
que, en sus hundimientos,
ven danzar la inocencia,
como bucles de agua,
bullendo;
fluyendo en la elección del sueño,
enredados en las esferas desatadas…
Manglares cableando orillas,
resonando aquí y allá
entre perlas de cristal,
mirando dentro de esta dimensión;
conformando, contigo,
un suelo molecular
donde sueno en tu cercanía
y me dejas pasar
para luego sacarme de tu ropa
con tus poéticas manos,
liberándome de toda prisión…
No hay comentarios:
Publicar un comentario