Capítulo Secreto

Sé lo que buscas
y entro en ti,
masajeando tu cerebro;
derritiéndome en tu lengua,
como escarmiento por la exquisitez
con la que me atraes,
cuando te leo…

Las páginas que te enarbolan,
me persiguen;
me enamora la eficacia de tus medios
y sé
que no me entero;
que soy entera para tus fines;
emanación de mi propio pecado
al confiarte mis panoramas desterrados
de la aureola que reviste mi santidad,
cuando me poso en tu silencio…

Con la furia de los cristales húmedos, vas
a herirme de a poco;
a dolerme, violento
y qué más da si lo haces;
si me desangro
hasta el postrero aliento de la sombra,
con la impaciencia que destrona
las lagunas engreídas y sus relieves,
inculpándome;
si cambio el hábito perverso de refugiarme
en las telas químicas
que sacuden los balances,
sólo
para que la noche aclare los balcones,
prensar el misterio vivo
y fumarlo contigo,
sin restricciones…