Trae tu voz la respuesta
en su roce oculto,
afinado en un tono que se eleva
sobre las escalinatas del alma;
fruto atosigador que pendula
en el aire,
mientras te leo la lengua
y la mía se impregna del resplandor
que ampara tu artesanía persistente,
actuando entre un dime y dame…
Un dicho que nos comprende
y hace que funcione la relojería del silencio…
Persigues mi corazón rebelde
con el ronquido de las piedras
rebosantes de energía;
volteas tu potencial de agua
y la emoción parpadea…
A todas luces
das cabida a mi sombra
que titila y reverbera,
como ronda de estrellas,
jugando a perderse,
para siempre, en tu poesía…
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