Te ocupas de mostrarme
lo mejor de tu alma;
cómo diseccionas la realidad
para bucear y explorar lo que eres,
haciendo que bailen las sombras,
coloreándolas
y el ebrio cristal parezca estremecerse,
mientras te sigue aumentando la pupila,
tras el velo de una luna dorada…
Me toma entre tus dedos
tu solo de guitarra;
tocas la página del cancionero
donde libro un sueño fantástico
y, al aire, quedan los acordes;
el tono que, junto a mi lengua,
le hablan a la noche,
como un rito de fuego…
Mantienes dando vueltas el mensaje
con el que me doy entera
por hacerte sentir mi universo;
el sentimiento que,
como un paquete de luz,
se abre sobre tu respiro,
alimento vivo,
que nos vuelve eternos…
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