Como un camino de trigo
-huella de sol-
transcurres en mis ojos
y percibo
como ilustras mi sabor…
Y al recorrer tu lengua,
vuela mi corazón dichoso…
Su voz muerde el sentido,
transfigura la pasión en gozo…
Enalteces mi prosaico gemido,
lo ciñes a tu realeza…
Me baña de azul tu brillo
y ya consigo
beber tu sutileza…
Te pienso
y brotan vivos los efluvios
de amaneceres etéreos,
que dejan fluir los aromas del firmamento…
Cristalinas nuestras almas
-diamantes fundidos-
caer en colapso, se dejan
sobre el remanso matutino…
(18.12.11)
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