Eso que tenemos
y que nos tiene
aventándonos el uno al otro;
cediendo al frenesí
de una persistencia escandalosa
de lado y lado,
todas las tardes,
hace rodar el cosmos,
cobijando mi expresión…
Es que acaso
tocas la tecla sagaz
y te asombras
de ver fluir el intercambio
unánime
entre los dos…
Mientras tanto,
ferviente,
el sinsentido figurado,
aquello sin nombre
y su red narcótica
que me persigue el alma,
estima considerable
mi polvo y claridad
en tu galaxia;
mi arena en los raudales
de tus sábanas…
Sólo estar existe
en nuestro ser en común
y la luz manuscrita,
empañada de tu vapor;
empeñada en hacerme caer
en la trampa mortal
que reside en tu papel
de escurrir la tinta
y desacelerar lo que vocalizas,
terminante,
sacia, de mí, toda ocasión
de llegar a volcar
tu necesidad de poesía…
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