Toda provocación
de pasar a ser esa luz temeraria,
dejándose sentir,
en ti,
como su propio sacrificio,
me tiene empecinada
en fabricar monumentos
que penetren tu forma de mirarlo todo…
Has sostenido, dentro,
el mascullar del agua
y aún tiembla,
habiendo sido mordida
por la poesía de tus ojos…
Me adelanta,
alzándose,
la fluidez tangible
que recrea la osmosis,
innovando con lo nuestro…
Me has
vestido con tu carne;
has
derramado, en mi lengua,
lo incorregible que te calza;
vertido entre los dedos
el más dócil de tus estados;
conseguido que te prefiera
por encima de lo que tramas…
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