Saltan y se empujan;
redoblan y repican,
desatando el sentido de las cosas,
las palabras…
Doblegan la ironía;
relucen,
como gotas en Neptuno;
cinceladas,
como bocas de un volcán en Marte…
Se sacuden y caen,
sin dejarse cuestionar,
como el peso de la luz
sobre las aguas…
Me desentierro con ellas
y se agolpa el resplandor
hacia el recinto de las almas,
mientras el desafío que adquiero,
envuelve, en mi lengua,
el vapor encendido,
hasta que trago la soledad,
a sorbos pequeños…
Paso a paso,
la enormidad aplasta las alturas,
cuando escalo montañas de colores
y, del levantamiento
de tus soles,
su tañer glorioso, me alumbra…
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