Ese azul rutilante,
dentro del cual se desenvuelve
con valentía, tu lengua,
desciende,
como un arpegio de cristal
desde los bancos estelares;
tintinea entre mis ansias de alfabetizar el silencio
y acrecienta la cercanía que arrastras,
tentador…
Sintetizas agua y sol
y salgo ganando,
mientras, conmovida mi sombra,
vira por el suelo temático
que recrea su percance…
Me expongo
a tu deseo ardiente;
al ejercicio del estupor
y el fulgor de sus caudales…
Se percata el zoom
de lo que te propones;
desatar tu apetito,
justo, en las zonas australes,
donde el conflicto se agrava;
avanzar por los jardines de la noche
hasta inundarme de estrellas;
cavilar por los túneles metálicos
sin decir una palabra…
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