Al defender su tacto,
me aseguro el desafío de tu lengua…
Compones el sabor irremediable
que evidencia
la naturalidad que la caracteriza;
la inyección secreta de porfía;
la diferencia,
atando su cabo;
verso fundamental
con el que me incorporas
a la geometría del universo...
El desespero discrepa,
no obstante,
se aclimata
al estado de expansión total
que experimento,
cuando esculpes mi planeta
y me abro a la emoción
de salir duplicada,
coloreando los latidos espaciales,
vueltos humo en el antro
donde la penumbra
revela la belleza de los cuerpos,
sin ropajes,
en vibración conjunta...
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