Abres la exquisita anatomía
de tu silencio
y su goteo se acentúa
sobre mi agrado…
Se ve que te va
golpear mi ámbito interior;
incorporarle tu sensualidad
que me asegura dispuesta
a lo que sea…
Bajo el efecto de tu hechizo,
me condenas
a sostener el descontrol;
a desarticular las nimiedades
para ejercer el magnetismo
de manera efectiva…
Imposible dejar de notar el poder
con el que te impones
a mi vista
y la notoriedad,
diciendo mi nombre…
Sabes
enjoyar mi complexión;
nutrirte del anonimato
que colocas sobre el mío
y separar la piel,
atentando contra ella,
con la agudeza
de la aguja
al filo del dolor…
Soy, a la vez,
fiereza e inmolación;
la curva del saxofón y su delicadeza,
engatusando tu desvelo,
absorta en la luminosidad
del más puro instrumento
que pongo a tu disposición…
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