Sin Aliento

Las siluetas integradas
sólo atinan a mimarse;
lentas, se afrontan,
discurren entre sí,
dando rienda suelta
a sus dotes de empatía…

Proceden
a desangrar las sombras,
a fuerza de besos…

Cada internoche
desvarían o se aguardan;
ambas,
enfrentan su fragilidad
y adoran preparar sus dardos de tinta
para clavarlos al suspenso
o a la cavidad que los penetra…

La ingravidez agita el pecho,
lo tensa
y subida de velocidad,
asida,
como ráfaga cardinal,
entrama al silencio,
tomando la forma
que induce a la tragedia…

Danzan las letras
con la majestuosidad basada
en la hipnosis sonora
de la flauta del oasis
que derrite el espejismo
que de mi boca lamen,
sin vergüenza,
tus aguas…

Mi lengua se imparte,
como una lección de lógica prima
y, de buena gana,
se gradúa tu repertorio
en el logro que hallas sobre la mía…