lunes, 14 de octubre de 2024

Requerida

Me respira una dulce sensación,
que se acentúa,
cuando salgo cubierta de tu lengua,
justo después
de reunirme con su crepitación sinfónica...

Siente lloverlo todo
este cuerpo que me rodea,
disuelto en luz y fuego,
tormenta y derrumbe,
y, cuando me incrustas tus ojos,
atravesado por su vértigo,
desentrañando lo fugaz,
concurre
el evento extraordinario...

Tú,
obstinado en colisionar
con la deferencia copiosa
que anido entre mis labios,
buscas hundirme
lo incorregible;
la sinuosidad
que conoce tus intenciones
de quedarte a habitar mis silencios...

Serenidad del caos más profundo
que mece el hemisferio
donde refulge el movimiento implacable…

Tu río plateado,
extensor de tus dominios,
define mi productividad,
como imperio de inversiones,
porque vivo dándote ganancias,
haciendo efectiva esta sociedad,
cada noche…

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