lunes, 19 de diciembre de 2022

Síndrome

Y vengo hacia ti,
corriendo;
me uno a tu respiro;
no dejo de concederme
al mismo tiempo que el tuyo;
me dejas escoger el sitio
que nos arropa el silencio,
mientras cruzo las membranas del sueño
y sondeo su lienzo salvaje…

Su linaje moja las palabras
que bombeo,
como paisajes expresivos,
cascabeleando;
soplando pétalos violetas
sobre las llanuras desérticas de tus labios…

Heme aquí,
bañada en las burbujas proféticas
que me anuncian tu sol
y que sostengo,
sonando en el tímpano de esta melodía sincrónica
que intimidas con tu vibración…

Debo admitirte que lo tienes todo
con la incontrolable desazón
que me declara
untada de tu sensualidad
y, por toda la lengua,
sin más remedio,
tu nombre, interminablemente,
llamándome,
se ha impuesto
fiero y hostil,
a chocarme,
ciclónico;
especiado de carisma y dogmas,
como el impúdico conteo de estrellas
y la agitación del mar
en el huracanado balanceo
de una sugestiva hiedra
que me toma sin avisar…

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