sábado, 24 de diciembre de 2022

Luz Impresa

Prevees llenarme el cielo de nubes
para dejarte correr, más tarde,
sobre mis estremecimientos;
preñarme la noche
de tu huella anticiclónica,
despejando el silencio,
cuando anuncies
el golpe indiscreto a mi corazón
y un aguacero de incandescencias,
precipite del lado opuesto de las sombras,
saliendo por tu lengua…

Verte bañado de mi piel y rubor,
mientras me entierras
en el cálido vaho
que va enterando la indiscreción
que me consigue,
una y otra vez ablandando
la tensión atmosférica,
tendiente a sacarnos del otro
hasta el nombre,
sin lastimar la consonancia…

No puedes pretender
que no te toque el alma
o dejar ilesa
la zona que va a reventar
en huracán
desde el pleamar
que conserva los trozos ardientes
de esta hermosura que crece
y anota, con radicalidad,
en floreados aires,
su encaje arbitrario,
hasta que se despegue
la paranoia del extravío,
corriendo por tus ríos plateados…

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