Tienes en la lengua
un cascabel;
una nota inaudita
con la que te encargas
de absorber
e hipnotizar mi alma…
Suscitas el trance
que corrompe la realidad
y, susceptible de enseñarse
tu expansión,
dejas,
tirando de mi sangre,
tu sensibilidad…
Desencadenas,
en fase,
una atracción
que me condena
a entrelazarme
con una razón que ignoro;
a la velocidad luminosa
que repite el patrón,
como un brinco electrónico,
moviendo el mundo;
reacomodándolo;
permutando los instantes
en perenne evolución…
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