Coordinas tu entrada
en mi cabeza
y me cuesta
no intervenir
y hacerte venir;
sacarte de la gravedad
para que acabes,
saltando a la sima de mis ganas…
Me abruma advertir
que resulto
intermediaria de la lógica;
crucial magulladura
que se expone a tu boca
para descifrar la templanza insomne
que vive,
lloviendo perlas de espuma;
extasiada,
en las orillas que me invisten
de tu noche…
A los ojos de la luna
el iris del océano
se reconoce en mis retinas
y la sabiduría ignota
brota de la luz de mi alma,
trenzando los silencios…
Mínima e inmensa,
me retratas,
como un símbolo de poder
que frecuenta tu cuerpo
y te mima
y te atrapa…
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