Tus apuntes mentales
se evaporan,
cuando intercepto tu ideal
y te desprendo de la seguridad del control,
recetándote cápsulas de sabiduría
que te colocan
ante una distorsión chamánica…
Se muestra, perceptiva, tu lengua
y, envueltos
en la luz dinámica del cosmos
y tras sus efectos,
enloquecidos,
se derriten los átomos,
porque sus escuadras colosales
derrotan lo inaudito;
logran dar con la nueva forma
de abocarnos a la empresa
de soltar eso que agota la premisa
y conquistar la imposibilidad de volver atrás,
dejándose ir, sin expectativas;
concentrándose en el ímpetu proverbial
que contrasta con la cobardía…
El espacio se torna dramático
y me arrojo contra tu porfía
que cuela la niebla
a través de tu nariz,
mientras me respiras por los labios
y llenas de colores
los lugares poéticos que llegan
hasta mí, cada noche,
lloviendo escarchas metalizadas
por los espasmos
que te indican,
con señas, ir por buen camino…
Formando olas que revuelcan,
completa,
la índole de la advertencia
para dejan caer bajo tu disyuntiva
toda certeza que,
por saberse perfecta,
no suprimo…
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