Con fiereza me arraigo
a tu tormenta,
hasta calar la esfera onírica
y verte escapar a mi lado
con el sólo vuelo de tus ojos…
Puedes electrizarme
y, sin apartarme,
me expongo,
coludida con el cabo suelto
que se reclina en tu pureza…
Me siento,
encarnando la fantasía;
concibiendo pautas dimensionales
que nos conectan
con una gesta en el triángulo universal,
cuya energía llena mi lengua…
Duplicada en tu voz,
sigues diciéndome tu boca
con ese cálido vendaval
que me envuelve en sus aguas,
revelándome la loca provisión
que me sabe su reto…
Te nutro de lo irresistible;
la raíz abductora
que descubre las intensidades del silencio
discurriendo, frontal,
como una gota en el océano profundo…
Conseguirte,
hasta los huesos,
hasta la punta del alma;
crear un sobresalto,
es lo que busco;
despertar la sensación más extrema y pura
excitar la penumbra
con un lúbrico relámpago…
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