Te asienta el color
del supremo relieve;
lo intacto,
esquinando el gozo
sobre un pentagrama de piel;
acordando con su música
la mortal embestida…
Imbuida
en la acústica de los espasmos
que confluyen
con el intercambio beligerante
que le provees al vórtice
que me engarza a tu anatomía,
creador de mis fabulas y fantasías;
llama incombustible de mi deseo,
me empalago…
Engalanas el ojo púrpura
que sostiene el lapso
en que la proyección rueda,
como crecida avalancha
y busca,
con su vibración,
la resonancia esencial,
conectándome a su estruendo;
curvando mi agudeza,
descubierta en las grutas de cristal,
tras alinearme con tu son…
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