El goteo desenfrenado,
se instala en mi lengua
al avistarte,
porque sale,
disparado en cohesiones,
el silencio,
mientras me atrevo
a innovar;
a impresionarte
con esta luz matemática
que acepto para conducirte por mi cuerpo,
fluyendo, como devoción…
Porque me muestro ante ti
proveniente
del estupor;
de la perfección del preámbulo
con el que me enfatizas
y habla tu piel lo siguiente,
tornándose la fechoría más dulce del universo…
Al darte mis colores
y soslayar el giro binario,
infausto,
igualo el ajuste que integra
al amplio espectro de un puente,
aproximando el cruce de letras
que nos reúne,
compañeros,
justo en la esquina,
donde me tomas en secreto…
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