Claramente,
me asocio con la danza
que suscita el giro delicado de tu fuente
y admito
que, poco a poco,
voy hundiéndome en su magia,
solaz que me anota y corrobora
con su pétalo redondo,
refulgente,
afinando la ronda crepuscular
que nace de tus ojos
y, cuyo reparto sutil,
condiciona mi voluntad
recobrándola, para sí,
a toda velocidad,
como boomerang sagrado
devolviéndole a mi lengua, su verdad…
No hay comentarios:
Publicar un comentario