Mojada por el diluvio de tu silencio,
permito que la carne arda y descuelgue
el gen del supuesto que la amordaza…
Inmortalizo esa luz incontrolable
e incontenible,
rimando sutilezas,
dejándolas acoplarse
a un circuito de roce y éxtasis
que escribe, en los cuerpos,
su fijación absoluta…
Resuena,
formando una aureola de agua
que siembra y expande mi fe;
como el talismán de la luna,
colgado en el cuello del firmamento,
de vez en vez…
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