Sin tener idea de cómo empezar,
te miro;
acudiendo, airada,
alentada por unos versos breves,
llamando a tu alma a cubrirse con mi suspiro…
Tu cuerpo hábil de batallas dulces,
se me concede,
sumiso,
dejando mi cuerda latir
entre palabras sin letras;
batiendo el aire
que se funde a una lluvia de polvos mágicos,
bañando el jardín que nace de mi lengua…
Me miras
y todo el universo tiembla
y confío en la secuencia que fluye,
como la suave marea de un crepúsculo;
tan lento, al movimiento arrebolado
que me concibe, temeraria…
Paraíso mental,
enredándome en otro tiempo y lugar,
atado al bucle
que me hace compatible a tu silencio
y que desnudo con mis labios,
sin lástima…
No hay comentarios:
Publicar un comentario