Me embebe tu densa energía,
se mueve conmigo;
cuerpo que me abunda
sin poderlo parar…
Cuida de mí,
donándome la actividad
que me incita al despegue…
Esa fuerza invisible
que te sostiene, sin fin;
con la que me piensas y emocionas,
propende al entrelazamiento
para que me incluya en cada parpadeo
y, con la templanza del cielo
y su poder divino,
trepar hacia las cumbres de tu lengua…
Esa potencia inmortal,
de largo aliento,
airea mis estancias,
las ilumina para sanar cada tropiezo
y enterar la evolución necesaria…
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