Anamnesis

Nada sé
de dónde te viene esa forma
de atenuar la opacidad;
de suceder sin extinguir matiz alguno,
hasta hacerlo todo resplandecer…

Desde cuándo
esa facultad de administrar los bienes del mundo,
aligerando los esfuerzos por proteger
esos lugares mágicos
que desentierran los reinos que persigo…

Será
que traes, desde lejos, las proteínas de los astros;
que tienes algún lazo íntimo con la naturaleza
para resbalar sobre el lienzo neuronal
sin medir consecuencias
y llenarme de interrogantes…

Constas del aire,
asintomático
y tu motilidad estimulante
llena de brincos y rotaciones mis pies
y me ves,
danzando,
como un arlequín…

Saltando la consciencia,
inequívoca,
para, pronto, advertir
subyacente,
protosináptica,
la suculencia que te trae hasta mí lengua…

Te siento morder la dulzura opulenta,
haciendo trizas el pronóstico de ayer…

Vivirte se hace urgente y necesario,
una vida y otra, en una sola,
hasta lo que tenga,
de tus labios, que emerger…