Prendes vértigos en flor a mis jardines flotantes
y clavada en mi interior su fragancia,
bulle anémonas de plata para tratar de alcanzarte
y hacerlo brillar todo,
mostrándote lo que siento…
Me deja sin palabras
la claridad que humedece tu aliento;
distraes
presuntuoso,
los arcos del cosmos
y me confiesas la luz que te registra;
cada fotografía esencial;
tanto encanto, contándome
lo afortunada que soy…
Cuando caiga la perfección de la noche
sobre el alma cautiva,
sigue mi silencio
y, completamente radiantes,
nos alzaremos en una coreografía inaugural
que altere la sombra sobre la piel del viento
y nos hunda su silueta transparente
en los planos atemporales…
Grita la eternidad;
el paraíso de los sueños
y tú conmigo, en secreto,
incendiando tempestades…
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