La brisa circular juega con el silencio;
se aglutina entre mis dedos
queriendo entonar,
con dulzura,
tu canción favorita,
mientras afuera crece el sol
y el gris reverbera su sonambulismo…
Ya extraño el sabor del café
en este invierno extraviado de sí mismo
y yo tejiendo lunas nuevas,
volcándome a orillas de tu corazón
para extender mis alas,
estampándome contra tu saliva…
La luz felina acaricia el reloj
tornándolo en arritmia;
se eleva formando un remolino de imágenes
que pronto me enreda y embebe
para hacerse tacto de libélulas;
danza inocente de girasoles,
sonriéndole a todo…
Torna mi aliento
a las mareas sublimes de la noche
al jardín de sus amaneceres,
tus ojos…
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