Réquiem

Caigo,
despedida del sueño
y en un delicioso lecho de oscuridad,
forjado por el instante mortuorio;
la caricia sepulcral del llanto,
consigo recostar mi condena…

Sobre el mármol, ¡Oh desdichado!
mi silencio se escribe con sangre…

La noche mengua con el sol
y el mustio vestido de la rosa
evaporándose,
invoca la alquimia…

Inexpresiva, la majestad
espera ver su renacer embebido de luz,
mientras mi corazón
se reúne con el alma…

Aunque la promesa late lenta
en el más hondo azul que brinda por el fin,
sostengo en mi lengua
el mudo carrusel de palabras;
el sentido único de morir contigo, sin ti,
hasta que muera mi sombra en la nada…