Me empecino en soterrar los enigmas
que erizan los desvelos,
al roce de este silencio compartido,
pues la verdad araña;
socava las intenciones
y sólo ansío verte elevar el músculo ruborizado…
Me vierto en tus orillas
con un rumor delgado,
pleno de la vibración en su conjuro de letras;
un amuleto de luna,
colgando, eterno, de tu pecho,
salvando el espíritu salvaje de tu fonética…
La embriaguez habla por sí sola
y puedes entender
que una oda enriquecida por la magia del universo
resuena en lo más hondo…
Tu encanto ha capturado mi ser
al tener la ocasión de paladear tu esencia,
condenándome a vivir deslumbrada
por sus aguas magnéticas…
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