Sostengo, un segundo, la respiración,
antes de extender mis alas
y arrojarme hasta tus tierras astrales,
donde se agigantan los silencios
y me apropia el trance de tu esplendor,
bebiéndome de gozo…
Deliciosos escenarios se aglutinan
en la reacción del vértigo,
mientras un fascinante ocultamiento
me hace coincidir con la efervescencia
que se crece dentro tuyo,
como piedra incandescente que regurgita
toda su sabiduría al tragar el aire
y suspenderse en el vacío…
Al mutuo ardor de la ausencia,
le doy toda mi atención
y convertidos en vapor cósmico;
envueltos por la noche,
a merced de un circular movimiento,
extraviamos lo efímero,
al ser uno con el todo, eternos…
No hay comentarios:
Publicar un comentario