Compila mi esencia el ciclo sin fin;
el retorno del sol y la luna,
al ser de nuevo el rayo de luz
que se dispara, furioso,
para filtrar la penumbra,
donde se ha dormido lo arcano,
sólo lo justo para despertarlo y ahogarme
en la cálida abreviación de su silueta…
El arte bañando mi universo,
mientras te difundes por mi lengua
como sagrado vapor,
soñándome despierto…
Me quedo cerca
para percibir las fragancias seductoras del silencio;
las aguas escritas de tu nombre;
las intermitencias que agotan la morfología;
la violencia de las sombras oscilantes,
que trepan el instinto,
descubriendo la catedral de la noche y su carne…
Sigo lo que afana la luz;
su ajena y distante cercanía
que cubre lo inexplorado de lo marginal;
trago artero que emborracha el sentido
y despierta en mis labios todo el fervor de amar...
El resto es fuego sucesivo,
hasta que salga de mi pecho
un himno de sabiduría;
el agua primordial…
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