Traigo el rumor de tantas vidas, a cuestas;
la memoria del silencio;
la marca de las emociones en el gesto
que cambia mi propia lengua
y me demuestra
que nada muere totalmente,
aunque haya nacido para hacerlo…
Vuelco armarios como destino habitual,
para llegar a tiempo a este presente
que cambia siempre
y tan rápido de estación…
Sigo el rastro del resplandor,
que me sugiere el porvenir,
hasta que se hace tarde para regresar del sueño
y me pierdo, un instante…
Regreso del fin…
¿Cómo huir del misterio de parecer eternos?
Esa otra vida, esperándome…
La vuelvo a sentir,
tan real…
Volveremos a vernos,
volveremos a volar…
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