Puntada a puntada,
la euforia de absorber la inocencia,
conforma la amplia aseveración
que me suscita todo este espacio,
arrebatado por la confluencia de tu ser…
Me emborrachan tus ojos
y los atas al sentir profundo
que me exhibe embebida de tu ingravidez…
Los intervalos me dejan ver lo invisible;
leer lo que escribe el pensamiento,
lo que no dicen las palabras…
Te advierto sujetándome el alma,
hundida en mil colores
y el principio me eleva hasta el fondo,
donde oigo desatarse los destellos,
ante la colisión inminente
de tus vibraciones…
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