Ese mágico túnel,
espacial,
prismático,
arde en mi lengua;
se siembra en el mismísimo tramo
que repleta, de hallazgo, la utopía
y reúne
carbón y cuarzo,
ámbar y magnetita
en un a la par
versado en los ámbitos de la alternancia…
Se comporta tan dulce
el truco de tu aparición
y, a la vez, tan violento su hechizo
que la concordancia efusiva reverbera
para desvanecerse
ante mis ojos,
como el brillo de un cuerpo cósmico
en la atmósfera
y, en mi boca,
socorriendo al empalago
del embargo que le da cabida,
dándole un soplo ulterior
para que incida
sobre el flanco del estupor
que brota en el culmen revelado…
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