Me subo a la polifonía
que mana del balance
que desclasifica tus impulsos;
me perturbo cuando fluyes,
asombroso,
en mis pensamientos,
porque se me cuela tu lengua dinamita
que estira su mecha
para conectar mi pecho en llamas…
Estoy oyendo crepitar
el detonador,
surcando las simetrías del alma;
para dar paso a sus fragmentos
sobre firmamentos explosivos…
Me tientas a emitir una descarga capital;
un sortilegio
y sentir entumecer al silencio
a través de esta pericia
que me deleita en la conquista
de la crónica estrambótica de los átomos;
sangrar neón desde los labios
y crear entre fractales;
calambres que exploren la fusión de lo continuo…
Diseñar el rescate del pozo,
repitiéndose en mi mente
el persistente goteo de esta ingravidez;
una especie de secuestro cósmico,
martillando mi conciencia;
librando la verdad equidistante;
la emoción que crea la invisibilidad del toque;
arropando la luz
que desintegra el mundo,
colapsando en sí mismo
ante la penetración de uno nuevo, el tuyo…
Plumas de agua, escribiendo su génesis;
flanqueando cada vértice,
desactivándolo;
la ruptura, como inabarcable frente;
para acabar dentro de tu cuello
como drástico intervalo;
un fragor sin precedentes…
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