Me vienes acaparando,
desesperadamente
y henchida de ti;
recluida en tu piel de agua,
se me escapa un mantra hexagonal;
miel de exhortaciones
que grita tu nombre al viento;
donde caben todas mis estaciones
para preludiar un dulce encuentro…
Presunto fugitivo, delante del tiempo,
apartado de la tierra por el reflujo del alma;
traslaciones que te hacen compatible mis sueños
en el pleno conocimiento de la luz
y su palabra,
por donde nos desplazamos
con sencillo deambular…
Geometrizas lo inexplicable;
emites sonidos que percibo, a la par,
como trágico papiro, revelándose
y, asida al vaivén de tu mirar,
temblor de lenguas universales,
puedo sortear la red de sombras partidas…
Adoro que sea así,
casi luz,
casi oscuridad;
cuando alteras el silencio inusitado
y me besas cada grano de arena;
explosión de diamantes sin aristas
que atraviesa mi realidad
y despeja el cósmico palpitar
hasta que los huesos cierran los ojos
y entras en mi cabeza
y todo sabe amar…
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