miércoles, 1 de julio de 2020

Rugiente

La luz recolecta de tus ojos
sus gráciles partículas;
huelo su agitación
cuando besa, irremediable, las superficies
y luego se sumerge en sus aguas ígneas…

Sugerente,
llega hasta mi alma su voz de espejo;
el silencio impregnado de brillo;
lo provisorio extinto
de las espumas del tiempo…

Una sana crispación,
me invita a pronunciarte;
a desnudar juntos la noche,
imbuyéndonos de su índole arcánica…

El reflujo del alma choca con el aire,
mientras, dinamitado, el respiro,
como un resorte libertario
me eleva,
y tu verbo acaece, convulso…

Me voy de los huesos;
abdico del asfalto
que, encallado en su porfía,
sólo me quita la sombra…

Definitivamente me fluyes toda
cuando, ingrávida, renuevo mi pulso
y se regocija mi esencia
al ejercer tu encanto, su mágico efluvio…

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