viernes, 3 de julio de 2020

Cándida

Como una trémula quietud
que entibia mis manos,
amparando la geometría onírica del silencio,
vienes moldeando mis pupilas
con ese límpido resplandor que ensordece la penumbra;
rauda vibración que se ejecuta
para prenderme a las sílabas del viento
y untarme en el alma sus acuarelas lumínicas…

Forjas una línea transitoria
por donde dejarte caer
sin freno,
con el ímpetu intacto
de un corazón de nebulosa…

Tras envolverme,
renuevo la instrumental corpórea
que te exhibe, sonriente
y siento mi espíritu emprender a lo más alto
de las cósmicas vertientes…

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