Me mudo a la música de tus ojos,
al amparo azul
que me conceden
tus soles melodiosos…
Baten mis aguas
y se desprenden los rieles,
que trasladan por mis sienes
palabra por palabra
todo el fulgor que me ofrece
tu mirada…
Hasta que nace el alba,
exhortando mis silencios,
acercándome a tu alma
verso a verso…
Y amanezco
en el rocío de tu boca,
cuando tu lengua me toca
y tu verso me traspasa…
Florezco
en el abrazo de tu aliento,
cuando tu dulce firmamento
ilumina mi ventana…
¡Y nos tenemos!
(11.12.11)
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