Me deleita tu lengua y saliva
-espesa y azul resina-
que me dona perfumes intensos
y anida mágicos versos
para mí cada día…
El betún de oro,
-tributo de tus soles-
barniza las cumbres de mis poros…
Y deslizan mis lunas,
-platinados dones-
hasta tus pies nocturnos…
En ferviente soplo,
vierto mi alma
en tu azulado azabache…
Tempestivo clavado
de flores albinas
en tu brío fragante…
Fluyo en el sendero de los sueños
y los clarines del viento,
con matices indelebles,
pintan el telar de nuestro universo
que nos congrega para siempre...
(06.11.11)
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