Me piensas arriba,
apremiante;
aturdida mi aura de tanta perspectiva
en similitud de frecuencia
con tu palpitar;
sin otro poder
que una puntada de tu cuerpo,
atravesándome entera,
volviéndome luz torrencial…
Te leo y me leo en tu agudeza;
me muestras la sustancia elemental
que corre contigo,
violenta
y aprendo del predominio encarnado,
como un mar de elocuencias
y su acomodo…
Me agarro a ningún modo
y desprendo de mí misma
lo que sobra
al adaptarme a tu lengua
que destroza el resto,
como debe ser;
intromisión indómita
que me mantiene pegada a ti;
divino nexo
que consume el suelo doloso,
haciendo florecer
la magia más sutil…
No hay comentarios:
Publicar un comentario