por tus ojos
y me interpela su propiedad alucinante,
densidad que se deja tocar por mis intenciones,
desencadenante de un suelo aleatorio,
como la danza de su piel,
caracoleando por mis sueños,
salvaje comportamiento que provoco
con intrepidez,
desplegándose un contexto de epopeya…
Te escucho tan cerca,
entre distorsiones reflectantes,
acróbata del cromatismo;
sacudes las membranas del deseo
y su exhibición se adecúa,
perniciosa,
para colorear cada palabra,
consagrando el dinamismo de altura,
apareándose con el mejor de mis destellos…
Siempre llega tu silencio,
como néctar sagrado,
librándome del sopor;
tramando un trasfondo de inclinada distinción,
muy por encima de la media
y, cubierta por tu magia,
una paz incontenible, me arrasa
lengua, alma y corazón…
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