Reitero
que un astro gira en torno a mi saliva;
sus movimientos acordonan mi respiro;
alerta mi espacio;
me causa sentirme descubierta
y, prolija,
procuro las líneas de un requiebro,
observando
el radiante desempeño de sus cristales;
el asombroso ritmo azul
con el que derrota mi travesía…
Como el borboteo desgarrado de una idea,
desde el altar del silencio,
gime mi luz,
invicta;
soy un símbolo flotante,
su nacimiento;
tentada en proyectarme,
minuciosa,
en cada rima de tus versos…
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